El Budismo y los juegos de azar
El juego, entendido como la apuesta de dinero con posibilidad de éxito o fracaso de acuerdo al azar, es una práctica muy antigua y que precede incluso a los tiempo de Buda. Referencias a la ludopatía y sus nefastas consecuencias pueden encontrarse en los libros sagrados de diversas religiones, como por ejemplo en el Vedas del Hinduismo. A partir de las referencias a esta actividad en las escrituras budistas, se sabe que la posición de este culto es contraria a toda forma de juego, puesto que Buda la considera un camino a la decadencia y una forma de perderlo todo, incluida la confianza en la palabra, la amistad y el amor de la familia.
Un análisis más pormenorizado de los distintos hábitos de juego puede llevar a conclusiones un poco más específicas. Si se entiende que es posible apostar en forma recreativa, es decir, poniendo en juego montos pequeños esporádicamente, o tal vez en beneficio de alguna obra caritativa, los preceptos del Budismo toman eso como una práctica aceptable. Sin embargo, cuando se apuesta un porcentaje considerable de los ingresos en forma periódica, o al entrar en el peligroso y destructivo camino de la ludopatía, la religión rechaza este comportamiento, por considerarlo dañino para la mente y el espíritu.
De acuerdo a las enseñanzas de Buda, la suerte no se relaciona con el éxito puntual en una jugada sino con llevar adelante una vida virtuosa siguiendo al pie de la letra los preceptos. La atracción hacia los juegos de azar tiene que ver con la avaricia y una falsa expectativa de éxito basada en los conceptos de buena y mala fortuna. Es por esto que tampoco es apropiado para las organizaciones que promueven el Budismo obtener financiación por medio de loterías, rifas y otro tipo de actividades que se basan en el mismo principio.